La corriente dominante del análisis de las asociaciones a escala internacional proviene de la economía neoclásica y las aprehende por la vía de los fracasos del mercado en la provisión de servicios individuales y por la de los fracasos del Estado en la provisión de los servicios colectivos. La economía neoclásica postula la centralidad del mercado y considera que la actividad económica descansa en una empresa fundada en la perspectiva de ganancia para sus accionistas. A primera vista parece sorprendente que en tal marco de análisis, haya lugar para las asociaciones. Interesa por consiguiente reconstituir el razonamiento que permite llegar al reconocimiento de las asociaciones por una literatura económica particularmente abundante.
- LOS FRACASOS DEL MERCADO
En su proceso de emergencia en tanto que disciplina, la economía se encuentra en el siglo XIX confrontada a un doble desafío: desafío práctico, la cuestión social contesta el pensamiento liberal que apuesta a “la mano invisible” para engendrar una armonía social a partir de los intereses individuales; desafío teórico, Marx vuelve a cuestionar los fundamentos de la economía clásica mientras que subraya la explotación obrera y las contradicciones del capitalismo en tanto que Comte situándola en “las ciencias concretas” la inferioriza con respecto a las “ciencias abstractas”. La reacción desemboca en la economía neoclásica, fundada por Walras en Francia, Jevons en Inglaterra y Menger en Austria quien inventa el mercado como “concepto abstracto” trasladando el actuar económico a las dimensiones de lo formalizable por la “categorización de los agentes económicos en oferentes y demandantes, estandardización de los comportamientos humanos reducidos en la ocasión a la única lógica maximizadora (de ganancia o utilidad), y, finalmente, confrontación de la oferta y la demanda para hacer emerger el precio de equilibrio” [Maréchal, 2000: 13-20].
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